Estamos ya en el ecuador del adviento... pero a mi casi se me pasa. Con la novena de la Inmaculada, los preparativos, los examenes que ya llegan... Parece que el tiempo se me vaya de las manos... Mirando hoy la libreta de oración me ha entrado vergüenza porque casi no habia escrito estos días... (que no quiere decir que no haya echo oración, pero no escrita claro...) Hoy me ha llamado la atención la primera lectura, de Isaías "porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco, un manantial... Lo cruzará una calzada que llamarán Vía Sacra: Pena y aflicción se alejarán" (Is 35) Y también con el mensaje de adviento del Papa que nos invitaba a renovar el anuncio a todos los pueblos, a decir a todos que Dios viene... que viene hoy a salvarnos... a renovar nuestra historia de salvación o inclusi quizás a empezarla... Porque Dios espera que nos volvamos hacia Él, porque quiere renovar nuestras vidas, porque quiere darle plenitud... Decía también el Papa que "el adviento es tiempo para vivirlo en comunión con los que esperan un mundo más justo y más fraterno" y es que realmente hay tanta gente con ansia de Paz, de tranquilidad, de sosiego, de felicidad... de Dios...
Hoy a mi también me interpelaban estos textos... y es que son tantas las veces que pensamos que ya lo tenemos todo hecho... y no es cierto... decía un amigo que lo mejor que podemos hacer es levantarnos todos los día y desear ser salvados... porque sabemos que caeremos por naturaleza... que no anunciaremos al mundo a el que salva, que no proclamaremos que Dios nos hace felices, que no gritaremos que Cristo te espera para darte la vida... Es necesario sentirnos salvados todos los días... pero es también necesario querer ser salvados...